Kipling fue admirado por Horacio Quiroga, y él incluso decía que si uno encontraba un maestro como Kipling, estaba bien copiarlo (he leído esas declaraciones de Quiroga al visitar la casa en la que vivió en Misiones).
Mi madre que tiene 80 años me ha dicho que el poema de Kipling estaba en su libro de lectura del colegio primario.
Traducir este poema es muy difícil. A pesar de que Sacristán lo dice muy bien, hay algunas cosas en la traducción que emplea que dejan parte de la poesía afuera. He intentado mi propia traducción, que por supuesto tampoco es perfecta.
Si
Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor
Están perdiéndola y te culpan por ello,
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti
Pero también comprender su duda
Si puedes esperar y no estar cansado por la espera
O si te mienten, no comerciar con mentiras,
O si te odian, no ceder al odio,
Y con todo eso, no creerte tan bueno, ni hablar como sabiondo.
Si puedes soñar –y no hacer de los sueños tu guía
Si puedes pensar –y no hacer de los pensamientos tu meta
Si puedes encontrar el Triunfo y el Desastre
Y tratar a esos dos impostores de igual modo
Si puedes aguantar el escuchar que la verdad que tú has dicho
Es retorcida por canallas para hacer trampas para los tontos
O ver las cosas por las que has dado la vida, rotas,
Y ser capaz de inclinarte y construirlas de nuevo con herramientas gastadas
Si pudes hacer un montón con todo lo que has ganado
Y arriesgarlo a una carta
Y perder, y empezar de nuevo desde el comienzo
Si puedes forzar tu corazón, tu nervio, y tu tendón
A seguir tu camino mucho después de que hayan desaparecido
Y así aguantar cuando no hay nada en ti
Excepto la voluntad que dice: “aguanta!”
Si puedes hablar a multitudes y mantener tu virtud
O caminar con reyes –sin perder el sentido común
Si ni los enemigos ni los amigos pueden herirte
Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno en demasía
Si pues llenar el minuto inexorable
Con el valor de sesenta segundos de distancia recorrida
Tuya será la Tierra y todo lo que hay en ella
Y –lo que es mucho más- tú serás un Hombre, hijo mío!
Luego de escribirla he encontrado una muy buena traducción en YouTube, sin lector, pero con bella música de fondo
Excelente versión recitada. La nota me incitó a consultar un sitio que considero imperdible: http://amediavoz.com/. Allí encontré este poema del mismo autor Joseph Rudyard Kipling, que me tomo la licencia de agregar:
ResponderEliminar"Canción de arpas para las mujeres danesas"
"(El duende de la colina Pook)"
"¿En qué queda una mujer si la abandonas,
y el fuego del hogar, la tierra de la familia,
para seguir al viejo y gris Hacedor de Viudas?
No tiene casa en la que alojar un huésped:
una cama fría sólo en la que todos descansan,
en la que soles pálidos anidan, y montañas perdidas.
No tiene blancos brazos fuertes con que envolverte,
sino algas -diez dedos- que te sostienen-
fuera, en las rocas, donde te ha empujado la marea.
Sin embargo, cuando aparecen los signos del verano,
y se rompe el hielo y las yemas de los abedules brotan,
más cada año, te alejas de nuestro lado, y enfermas...
Otra vez enfermas con los gritos y las matanzas,
te alejas sigilosamente hacia las aguas procelosas,
y hacia tu barco miras en sus cuarteles de invierno.
Olvidas nuestra alegría, y las tertulias junto a la mesa,
las plantas en el cobertizo y el caballo en los establos-
para embrear sus flancos y revisar sus riendas.
Navegas así hacia donde abunden nubes de tormenta,
el sonido de los remos contra el agua
es todo lo que queda, tras estos meses, para seguirte.
¡Ah! ¿En qué queda una mujer si la abandonas,
y el fuego del hogar, la tierra de la familia,
para seguir al viejo y gris Hacedor de Viudas?"
Versión de Luis Cremades
Bajado de la fuente precitada.
No había visto su mensaje. Muchísimas gracias por el aporte. Hermoso poema
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